lunes, 2 de enero de 2017

LA COLABORACIÓN INTERINSTITUCIONAL PARA LA FORMACIÓN EN LA EMPRESA (2) LA FORMACIÓN

LA COLABORACIÓN INTERINSTITUCIONAL PARA LA FORMACIÓN EN LA EMPRESA (2)
LA FORMACIÓN 
La acción formativa sobre los individuos ha venido entendiéndose como un proceso de ayuda a su propio desarrollo, a su impregnación cultural, adaptación social, asunción de unos valores y códigos morales y a su proyección personal y socio-laboral. 
Estos procesos de ayuda que decimos han intentado asegurarse bien desde intervenciones directas, más o menos sistemáticas, o bien desde intervenciones indirectas, de carácter difuso o compartido. Cada momento histórico o cada situación ideológica ha enfatizado más en un tipo de acciones y ha generado mayores mecanismos de mediación personal, de recursos o de sistematización sobre ellas, pero todas se han planteado siempre como referentes en la dialéctica de construcción, desarrollo, perfeccionamiento, etc. de los individuos y han definido y centrado la actuación docente. 
La acumulación de experiencias y la constatación de la necesidad de establecer mediaciones distintas para estructurar la relación necesaria entre los individuos y los referentes que decíamos (su propio desarrollo, la cultura, la sociedad o su proyección personal o socio-laboral) han generado sistemas de diferenciación y especialización en dichos procesos de ayuda, de tal modo que hoy no podemos contemplar de un modo único el panorama de la formación, aunque siga siendo un proceso necesariamente global y permanente. El caso es que cuestiones como la edad, maduración, el dominio cultural, los intereses, etc. han generado procesos que requieren, por su propia especificidad y relevancia en las acciones formativas, un cierto nivel de especialización.. Lo cual justifica la necesidad de establecer ámbitos diferenciados de acción y proyección en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por más que tenga que ser considerado como un proceso global. 

Pero, a la vez, la interacción Formación-Individuo hay que entenderla como un proceso dialéctico continuo e inacabado, hecho que viene provocado por la dinámica de cambio y adaptación constante en la relación que se establece entre el conocimiento científico-cultural, el desarrollo tencológico, los valores, las necesidades e intereses sociales e individuales y el mundo del trabajo. En este sentido, formarse debemos entender que constituye un proceso continuo de capacitación y desarrollo cultural, social, laboral, profesional y personal, debido a la evolución de los referentes vitales de los individuos y a sus repercusiones en los procesos de comunicación, producción, relaciones sociales, económicas, laborales, etc. 
Esta idea de entender la relación Formación - Individuo como un proceso dialéctico continuo e inacabado nos conduce también a planteamienos centrados en lo individuos o, si se prefiere, nos conduce de nuevo al concepto de diferenciación. Lo diremos de otra manera: La dinámica en la relación Formación/Individuo nace siempre de un desequilibrio entre el individuo y sus espacio de referencia y proyección. La necesidad de restablecer el equilibrio y lograr que el individuo interactúe de un modo armónico y constructivo con el medio que le es propio justifica la acción formativa y su sentido continuo o permanente (en la medida en que esos referentes son dinámicos), a la vez que diferenciado, (en la medida en que la formación se justificaría en acciones centradas en la especificidad de cada desequilibrio). Y todo ello nos debe llevar a entender también que las acciones docentes deben constituir un proceso dinámico, abierto, en continua revisión y reconstrucción, del mismo modo que lo entenderíamos desde el punto de vista del discente. 

Nuestro punto de partida, pues, es que la actuación docente constituye un proceso de ayuda, de mediación, de intervención directa y sistemática, específica, diferenciada, dinámica, abierta, en continua reconstrucción ... y especializada, cuyo eje es la enseñanza. Y que ese proceso necesita de tantas acciones y sistemas de transición como proyeciones o desequilibrios pesenten los grupos, los individuos o la sociedad en general. 

Uno de los espacios diferenciados que hay que atender “específicamente” cuado se habla de la Formación circunscrita al ámbito de la Empresa es el de la FORMACIÓN DE PERSONAS ADULTAS y algo hemos de decir al respecto, no sin antes dejar constancia de que lo laboral o socio-profesional deberá tener cabida con fuerza y claridad en el Sistema Educativo Formal. 

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