lunes, 24 de octubre de 2016

FORMACIÓN DE PROFESORES ¿PARA QUÉ? (II)

FORMACIÓN DE PROFESORES ¿PARA QUÉ? (II)
“Creer puede ser una lamentable debilidad biológica que puede ser controlada por la crítica”. LAKATOS. 

ALGUNOS APUNTES PARA REFLEXIONAR SOBRE LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA 
Las dinámicas de cambio de todo tipo que están incidiendo en todos los ámbitos de proyección de la vida está claro que afectan tanto a los sistemas de formación como al papel de sus agentes, como no podía ser de otra manera. A la vez están abriendo múltiples frentes de problemas a resolver en este controvertido (por necesario e importante) ámbito de la enseñanza y la educación. 

La literatura pedagógica está plagada de aportaciones, sobre todo desde los años 70 para acá, que en poco o en nada han influido a la hora de aclarar toda la problemática en la que se viene desarrollando el quehacer docente. Y no por falta de interés o de seriedad en sus planteamientos, sino porque, a mi entender, no hemos podido contar con un MODELO DE PARTIDA desde el que recoger cada una las aportaciones o por contar con demasiados MODELOS, pues también es verdad que cada estudio parte de uno, explícito o encubierto, aunque difícil de encajar con los demás.
En cualquier caso creemos que es necesario partir de la respuesta a cuestiones como estas que incluimos y en cuya formulación quisiéramos rendir un homenaje al malogrado compañero y amigo Bonifacio Jiménez (1950-2003), pues todas ellas nacen de discusiones mantenidas con él a raíz de querer desentrañar la evaluación del docente. 

  • Hemos de llegar a un consenso sobre el tipo de profesional que se quiere formar. Para ello habrá de partir de considerar qué tipo de intervención educativa es necesario que realice. Ambas cosas condicionarán cómo formarlo, está claro, pero sin la respuesta a esta cuestión no haremos más que dar golpes al agua. No es lo mismo un profesional preparado para transmitir conocimientos que otro que sea capaz de entender la práctica y reconstruirla, por poner un ejemplo. Al respecto puede ser reveladora una frase de Schön (1992): “una cosa es enseñar a construir barcos y otra cosa muy diferente es saber enseñar qué tipo de barcos hay que construir”.  
  • Establecer el modo de seleccionar a los posibles profesores, porque formar un profesional requiere también contar con las personas que posean unas condiciones determinadas para desarrollar las prácticas requeridas en cada momento.  De alguna manera estamos planteando que primero es necesario saber qué se pretende y después con quién, para poder determinar el cómo y los medios necesarios para hacerlo.
Comité Conjunto de Estándares para la Evaluación Educativa (2001) 
  • La formación de formadores y dentro de este campo distinguir las aportaciones realizadas por las tradiciones: académica, práctica, tecnológica, personal y crítica.
  • La política de formación, porque las formas de hacer y comportarse, enseñar y aprender, conllevan o suponen también un compromiso institucional 


Claro está que la sociedad ya posee unos mecanismos de actuación al respecto, por más sutiles o difusos que a veces se presenten, por ejemplo: la valoración social, la masculinización o feminización, la remuneración, la exigencia sobre la formación inicial, las perspectivas de colocación después de esa formación, etc. No quisiéramos entrar en discusiones al respecto, pero está claro que cuestiones como las señaladas afectan al perfil de los candidatos a una profesión. Estudios como los de Scriven (1997) pueden servir de referencia para lo que decimos. Este autor plantea las siguientes cuestiones clave a la hora de seleccionar candidatos: ¿Qué debemos buscar? ¿Cómo buscamos? ¿Qué hacemos con la información obtenida? ¿Quién debería hacerlo? 

También podemos realizar otro tipo de análisis, como el efectuado por El
Determinar el contexto organizativo, pedagógico y didáctico en el que se forman los profesores. Al respecto Cabrera (2000) plantea la valoración sobre la fundamentación y el seguimiento de la formación en base a informaciones que reúnan los criterios de: Pertinencia, coherencia interna, coherencia externa, adecuación y cobertura, aceptación, legalidad, eficacia y eficiencia, garantía de calidad, que puede servir de ayuda en lo que queremos decir.

Pero la propia literatura pedagógica ha hecho incursiones que deberían tenerse en cuenta. De ella sería conveniente analizar los estudios referidos a:

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