viernes, 2 de diciembre de 2016

SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y EDUCACIÓN

EXCUSAS: Algunas veces las personas, como las maquinarias viajes, necesitan de una revisión y puesto a punto y eso precisamente ha provocado este corte en las entradas. Espero que todo continúe sin más mientras sea posible.

SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y EDUCACIÓN
Cada época histórica se ha servido de un código determinado y de nuevos lenguajes para contener, difundir, transmitir la información. Cultura oral, cultura escrita, cultura impresa y cultura electrónica son términos que expresan las fases de la historia de la civilización, caracterizadas esencialmente por el vehículo de difusión (Blázquez, 2000)  


Al respecto se ha debatido y escrito tanto, que puede ser suficiente dejar constancia de los rasgos más relevantes de la sociedad occidental de hoy. 
Vivimos en un mundo saturado de información, información que, por otra parte, ha roto las barreras de espacio y tiempo. En estas circunstancias el problema de los individuos es de análisis, valoración, selección y organización de esa información, lo que varía considerablemente los parámetros de su formación. 
Pero, por otra parte, esa información se presenta más como consumo,, como mercancía, que como bien cultural y viene generando entornos mayoritariamente simbólicos, cambios de intereses (inciden en lo que pensamos), de símbolos (hacen variar las ideas con las que construimos nuestro pensamiento) y de la naturaleza de las cosas (varían el contexto de nuestro pensamiento). 
Su incidencia en el mundo de los valores es clara también. A este respecto quizá haya que resaltar que está prevaleciendo la información como poder, el hedonismo individualizante y el conformismo social, el pensamiento acrítico, amorfo y "mosaico" y la apariencia, la imagen, por encima de la esencia (González Soto, 1999). 
El concepto de sociedad que se impone en la actualidad define una nueva estructura relacional consecuencia del desarrollo tecnológico y social que estamos viviendo. La Sociedad de la Información determina el final del mundo industrial y de la concepción de la realidad heredada de la modernidad. Supone, como características principales, la ruptura de la concepción moderna del tiempo y del espacio, la renovación y la inmaterialización de los procesos económicos y la emergencia de una nueva concepción geopolítica. 

El reto del futuro es sin duda la educación y la formación. El conocimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación es primordial; tan importante como aprender tecnología es aprender con tecnología. La formación diseñada para el mundo industrial, aquella en que la profesión a aprender es para toda la vida está quedando obsoleta ante la impotencia de dar respuesta a las necesidades de un colectivo disperso y cambiante. 
Las modalidades tradicionales de formación tienen cada vez más problemas para dar respuesta a las necesidades formativas que muestra el contexto socioprofesional actual. La diversificación de la demanda requiere de acciones formativas, la dificultad de asistir de manera sistemática a un centro presencial, hace pensar en la necesidad de estructurar nuevas vías de formación capaces de responder a las necesidades de los sujetos. 
La enseñanza flexible y a distancia permite superar las restricciones horarias así como facilita el aprendizaje al ritmo propio de cada persona. Las Tecnologías de la Información, como medio innovador e integrador de unos recursos avanzados tecnología avanzada, puede actuar como un elemento catalizador de este proceso educativo. A pesar de todo, aún no existe un modelo pedagógico que aventure indicios de calidad. 
Lo que sí parece claro, es que la enseñanza a distancia será la forma de educar propia de una sociedad postindustrial, pero que carece aún de mecanismos de investigación e implementación conjuntos para la mejora educativa. 
Múltiples han sido las recomendaciones, iniciadas en su día por el Informe Delors: La educación encierra un tesoro (1996), en las cuales se demandaba la necesidad de adecuar las estancias educativas a las necesidades de una sociedad emergente y cambiante. Una sociedad tecnológicamente creciente, multiculturalizada, donde el perfil profesional del hombre industrial estaba destinado a una transformación progresiva, casi inmediata. 
Astigarraga y Carrera (1999:106) aportan una clasificación sobre los nuevos perfiles profesionales: 
y


Alrededor de las Tecnologías de la Información y la Comunicación se configura una nueva manera de convivir, de relacionarse con los demás, con el entorno y con uno mismo; de trabajar y de formarse; de entender el arte y de establecer las normas y creencias; etc. Cambian los significados y las referencias de todo lo que somos y lo que nos envuelve. Formamos parte de una maraña social que se ve transformada por el complejo tecnológico, los medios y las posibilidades que estos nos están ofreciendo de forma fugaz y estremecedora. 

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