domingo, 28 de agosto de 2016

LA DENOSTADA EVALUACIÓN

LA DENOSTADA EVALUACIÓN 

Tal como sucede en muchas otras disciplinas del campo de las ciencias sociales, en el campo de la evaluación educativa sería no sólo difícil, sino probablemente incorrecto ofrecer una definición única y acabada de los términos, sin haber revisado y ponderado previamente las distintas definiciones que se han realizado sobre el particular. Y quizá sea éste el problema para que sea objeto de todo tipo de controversias.

Si nos detenemos en la revisión histórica acerca el término de evaluación, nos daremos cuenta como ésta ha estado sujeta a las distintas posiciones filosóficas, epistemológicas y metodológicas que, en el devenir de la reflexión, han predominado en uno u otro momento.

A partir de tales consideraciones, nuestra intención no es la de desarrollar un exhaustivo estudio de las distintas definiciones de evaluación, pero sí dejar constancia, de una manera sintética, de la evolución que ha sufrido el término y cómo esta evolución ha marcado posteriormente un avance en la práctica evaluativa.

Para ello se agrupan las distintas definiciones en función de como se conciben:

a) Definiciones que se centran en el logro de objetivos, en la evaluación del rendimiento de los alumnos y en la preocupación por los resultados. 

b) Definiciones relativas a la evaluación como emisión de juicios de valor o determinación de méritos.

c) Definiciones que consideran la evaluación como un proceso de recogida de información para la toma de decisiones.

d) Definiciones que intentar aglutinar los aspectos anteriores.

Ahora bien, tal como decíamos al principio, esta diversidad de definiciones con sus matices diferenciales, responde a distintas posturas teóricas, ideológicas y metodológicas, teniendo en cuenta además que tales posturas no se asumen en un vacío social, sino que están condicionadas, tanto por las ideas de la comunidad científica, como por las circunstancias del contexto socio-político más amplio.

Desde el punto de vista metodológico, se ha pasado de un énfasis inicial en los métodos cuantitativos a una actitud más pluralista, desde la aceptación de las metodologías cuantitativas y cualitativas hasta un empleo simultáneo de ambas.

Todo lo que hasta ahora se ha aportado, viene a reflejar que el campo de la evaluación, caracterizado por la estrechez de objetos y enfoques, ha experimentado una múltiple apertura. Después de ese somero recorrido podríamos establecer que la evaluación es.
  • Un proceso sistemático de recogida de información, no improvisado, sino organizado en todas sus fases, donde la máxima preocupación es la objetividad y totalidad de los datos. Es necesario que toda la información recogida sea válida y fiable y que intente recoger todos los aspectos de la realidad que se va a evaluar. Por ello, es importante que los instrumentos sean multivariados, utilizados en diversas circunstancias y en tiempos distintos, así como la participación de diversos agentes.
  • Emisión de juicios de valor respecto la información recogida, en función de unos criterios previamente establecidos y teniendo muy en cuenta el referente en el cual nos movemos. En este punto aparece de nuevo el problema de la objetividad, ya que muchas veces la valoración se realiza en función de criterios y opciones personales. Es necesario que el establecimiento de los criterios se realice de forma colegiada, con la participación de todos los implicados en el proceso de evaluación, e igualmente con la participación de agentes externos.
  • Orientada a la toma de decisiones. Se dice que la evaluación ha de tener una utilidad, un sentido y, por tanto, esa toma de decisiones ha de ir encaminada a la mejora y perfeccionamiento del proceso educativo.

  • Como proceso de formación permanente, de todas las personas implicadas en la evaluación. Se supone que la evaluación es un proceso, también, de trabajo en equipo y de intercambios constantes de conocimientos y puntos de vista. Es este momento, un espacio y un tiempo de aprendizaje constante.
Otro día escribiremos sobre la evaluación institucional.

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